martes, 24 de abril de 2012

Oda a la magnolia

Oh amada blancura de piel tersa!
Nube de merengue enrollado,
Tú eres del cielo la última flor antes que la noche,
Y la primera en la Tierra dentro de la duda,
Decides dar clases de ballet en una pierna,
Abres tus bracitos para girar al son de la brisa,
Te desperezas como tranvía 
Y tu perfume va formando nubes de vapor,
Dulce como el miedo a dejar de hipnotizarte con mi mirada,
Hay días en los que te vistes de gala y envidia,
Te pones la vie en rose
y la belleza se muere a tu lado,
A veces te piensas como cisne
Y te vas volando como cisne,
Otras te sueñas como flamenco
Y te duermes con un poco de sangre,
Llega el día en que mueres bien muerta,
Con los pétalos deshechos y pútridos,
Con el cuerpito bajo tierra y los sueños en el cielo,
El aroma: tu último suspiro,
desaparece en el olvido.

sábado, 7 de abril de 2012

Gaviota

Me despierto y encuentro
a una gaviota en mis sueños,
revoloteando en mis ilusiones, 
su espalda, 
que no es más que toda la belleza de una mujer,
siempre merodea mi jaulita de sentimientos,
dando brincos y picos se desprende de mis brazos,
vuela entre semana
y fines de semana estudia hasta volver a volar,
valga decir que esta gaviota vuela en todas mis corazonadas,
mis sueños sueñan en meter la lengua en su boca,
pescarle la felicidad por la garganta a carcajadas,
dulcemente como pescar besos en el mar,
ella nunca aprendió a destilar su saliva,
yo aprendí a meter la lengua en donde los sueños manden
hacer de mi saliva un licor a dos,
su sonrisa es el espejo de mi deseo,
yo que soy más como un albatros
voy dejando la vida de marinero para sentarme a verla volar,
me quedo loco y el mar se va ahogando,
la veo volar entre mis sueños de escafandra,
irse al desierto del olvido donde todos olvidan como nadar,
voy aferrandome a su aroma,
perdiendo la cordura y la locura me va anestesiando,
me vuelvo a perder dentro de su sonrisa de gaviota,
ayer soñé que volabamos juntos de la mano,
de la boca con la lengua y con el tiempo
como tesoro de pirata,
fui durmiendo medio cojo con el último bocado de su aroma.