en una maquina de hierro,
mi sangre se infecto con su
veneno, cada hueso cruje,
cada movimiento suelta el
sonido mortal de la risa,
mis labios golosos botan
humo a cada bocanada
de amor, el asfalto dejó sus
calles se convirtió en un
mostruo negro lleno de
odio, las ciudades revelaron
sus entrañas, soltaron
sus gusanos, el sol cayó
y lo borro todo, el viento
se llevo cada alma al
infierno eterno.
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