Damitas y cabellerísimos,
hoy clamo su decencia auditiva
para transcribir mi utopía,
prosa desnuda y sin yugos,
alucinación de tierra árida,
ella la musa y a tiempo la arpía,
el sueño despoblado y sin sueldo,
el obrero bajo el sol del olvido,
al ser diminuta (idea de hormigas),
aquel que la escucha relincha en decepciones,
en protesto contra la realidad ordinaria,
boca de fulano en oído de mengano
no come verdad de zutano,
es mi quimera sin cola y cabeza sin paraíso,
la sirena sin cielo que ahogó ramo de flores en el abismo,
conozco ensueño todos los vientos que atormentan tus girasoles,
llevate el último final de mi poema inacabado,
la esquina torcida por tu mente maldita,
regocija mi marmota en su olvido efímero,
precoz relato de humildad incomprendida,
te encontré dando vueltas en mi máquinita de humo,
mi silueta,
sombra ideológica de un pasado precario,
te busca entre las nubes de magnolias,
redundancia de blancura hipnotizante,
cosita mía,
sólo mía y de todos los nadies (que somos todos),
si estuvieras aquí te besaría los senos,
te llevaría a la cama en brazos de elefante,
para clamar justicia por los que soñaron en tenerte,
tenerte de nuestro lado en esta vida abominable,
los que murieron bajo tus alas de reclamo,
ave soberbia sin llevar verbo como amo,
buscó encontrar regazo en mi pobre caso de demente.