lunes, 30 de enero de 2012

A nivel del cielo

A veces pienso en hacer el amor
con esa mujer llena de risas,
sería como tocar la armónica
a cuatro mil metros de altura
y unos poquitos más que no delatan relevancia,
igual el corazón ya palpita como tambor en carnaval,
la respiración se agita, se agota, se aferra a la vida
como el sonido de la armónica al viento,
se sabe muy bien que tocar la armónica
a esa altura es logro de alpinistas experimentados,
de aquellos que ya vieron las montaños bajo sus ojos,
pera también está la risa de esa mujer,
a mí la risa no me molesta,
pero es que su risa se convierte en gatitos,
los gatitos son muy tiernos,
su caminar medio torpe me desconcentra,
me da penita estar haciendo el amor
y ver a esos gatitos cayendose contra el mundo,
es curioso; esos gatitos son como escarabajos,
una vez que caen al mundo caen de patas arriba
y son incapaces de darle la vuelta al mundo,
bien sabe mi diosa que yo no respiro ameno viendo un gatito
con el mundo encima ni que escarabajo bajo el suelo,
por eso es que hacer el amor con esa mujer
sería como tocar las risas de una armónica
a cuatro mil metros de altura sobre el nivel del cielo,
todos saben que a esa altura las precipitaciones
desafinan la armonía.




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