Llegará el día en el cual
todas tus ausencias
estarán presentes,
cuando la hoja se quede en blanco,
reluciendo los recuerdos de la nada,
y me iré volando como pájaro,
sin destino más que la muerte,
sin más esperanza que la espera,
llegará el día en el cual
todas tus curvas se perderán en la recta,
en el diluvio de la memoria,
en esa oscuridad que me dejaste,
habitando laberintos y recuerdos,
sin el ronronear de tu falda,
me iré a recorrer el mundo,
a sacarle el corcho a la botella de la vida,
a abrir al universo con una sonrisa,
a meter la pata en todos los caminos,
pero llegará el día en el cual
tus besos serán los labios de otra,
tu almíbar será la saliva de otra,
y a poco pensar,
yo seré otro en las nostalgias
que aprendieron a quererte,
siempre tú,
tu ausencia y la mía,
que ya son suficientes
como para volver a hablar de tus besos,
de tu interminable forma de estar
siempre en mis ausencias,
que no son más que tenerte lejos,
donde el camino lleva al olvido,
sin un trébol de suerte
para volver a ausentarnos.
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