miércoles, 13 de enero de 2010

Destino

Llueve fuerte y corro como lluvia en el laberinto de tu abismo, 
de pronto tropiezo con un alma en la cuerda floja, 
suelta en el aire al asecho de todo el vacío del mundo, 
la guardo en mi corazón para que no despierte malhumorada.
Tus ojitos brillan en cada rincón, 
tus mentiras escurecen mi propia sombra,
recuerdo que es tu alma la que llevo en el corazón 
y dejo de hablar con el silencio de los truenos, 
montañas cálidas como tus senos se alzan en mis deseos, 
ahora sé que tengo que despertarla y ella tiene que decidir su destino, 
por mi lado yo tengo que aferrarme a mi destino o ser destruido por él, 
porque amar es lanzarse al vacío sin alma ni lluvia.

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