Esa mujer tenía unos mocos de sinfonía, cada cada vez que se los sonaba salía una nota, era una banda de pueblo con sus mocos, a su lado sentía la última gripe azotar mi cuerpo maldito, era una artista con sus mocos, la fiebre se le subía a la cabeza y comenzaba a bailar como pajarito en lluvia. Creo que su espíritu se iba de a poco en cada moco que salía de su nariz, me comencé a preocupar y le decía que tenía que cuidar de su alma para que no se le vaya en un moco. Ella perdía sus neuronas en cada moco que le salía de la nariz, cada vez era más bruta y alegre. Llegué a pensar que su cerebro de mariposa iba a salir corriendo por su nariz, pero a final de cuentas me pidió que escribiera sobre los mocos, era extraño siempre intenté tratar de temas filosóficos, mas la vida me trae cada cosa. los mocos son una metáfora ahora que lo pienso, todo sale, pero nunca vuelve, tienes que tener cuidado con lo que botas en esos papeles que llenan basureros. Ella se acabó el papel del baño y nunca lo reposo. Así acabé hablando de los mocos y su importancia en la sociedad política y multicultural de una Buenos Aires fría.
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