sus gritos corrían como el
caballo negro del sur,
llegaba al norte para sacudir
la tierra con su galope,
eran las madres del amor,
la valentía nacía de sus ojos,
sus pañuelos blancos
se transformaban en hijos
que sonreían con aromas,
se transformaban en la paz
que los colores tienen,
mayo era la furia de las verdades,
eran todos y todas en ese aliento,
su brisa llegaba al presente
rompiendo ideas de sangre,
los andenes de la ciudad admiran
su justicia al pasar el tren
de la muerte,
ese tren que nos lleva a todos.
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