agarran sus alitas de ternura,
su suben en sus sentimientos
y arrancan hacia el mar del cielo,
de pronto uno se da cuenta
que ya no están en este mundo,
están en el norte cerca de las montañas,
asechadas por el viento frío de los indígenas,
del pasado de las colonias torturadas,
pero algún día vuelven a mi piel,
las raízes crecen en mi corazón,
las guayabas caen al suelo rompiendo
ideologías políticas de una tierra perdida,
los profetas se esconden en la biblia,
los jovenes seguimos frente a la soledad,
la electricidad se lleva nuestros sueños,
pero estamos en ésta imaginación
resolviendo el destino de las flores,
las letras se llevan mi sangre,
mi país llora con ignorancia,
porque hasta la vida se pierde
en la nostalgia de la distancia.
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