Sweet machine: seudónimo del ahora,
tú y yo, nacimos bordados a la muerte,
llevados de la mano por el pan de la lujuria monetaria,
una noche más en el burdel llamado siglo veintiuno,
la más cálida de las mañanas florece en el invernadero,
tu sexo: amarga metáfora del verbo igualdad,
resalta bajo la noche estrellada de ventanitas calladas,
una vez más la miseria corriendo como río
en la pantalla del televisor,
como el aullido fatal de un animal encrucijado,
la doncella hacer crepitar su llanto,
quemando enaguas para calentar a sus niños,
putrefacta injusticia edificada por quien nunca sentió frío,
la ternura crece de tus ojos como un eclipse efímero,
sacrificaron tu nombre sobre la balanza de la mirada famélica,
la muerte crece en las esquinas como un circo cotidiano,
tu boca se abre como mar y recita versos de acero,
pájaros sobrevolando el desierto de la mediocridad,
poesía sin rima construyendo un ritmo mejor,
justicia: pronto regresarás a tu país de origen,
amor: ya no serás un personaje olvidado en un poema,
igualdad: volverás a habitar la tierra de los desalmados,
versos exiliados de la realidad absoluta,
la realidad habla su bruto lenguaje: prohibido imaginar un mundo mejor,
imaginar: pecado de quien nunca tuvo otra cosa que comer,
nunca más tus moneditas de salvación curarán mis rencores,
mis ojos no se cierran ante tu patético espectáculo de marionetas,
más un día, tú y yo, nos desconocemos presente,
miseria contemporánea de un futuro inteligente,
sweet machine, yo no compro tus dulces de cianuro.
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