Un instante fue la realidad, se derramo
por cada figura de mi cuerpo como un
recuerdo maldito, olor a pena y amor
en la penumbra de la fantasía y la locura
mortal, un abismo sin tiempo ni espacio,
ojos apaciguadores de mar y viento me
sirven de espejo, en las paredes se pinta
su retrato y en mi mente se borra su cara,
desaparece esa realidad intoxicante de mil
coleres, el sabor de su cuerpo y alma se arroja
de mi boca en picada, su sonrisa de ventana
abierta en verano hace huir pajaritos,
mi corazón huye de su recuerdo, huye hacia
la realidad amendrontado por la razón, deje mi
imaginación, le cayó encima un telon, lo cubrió
todo, no dejó rastro ni polvo delo que un día fue,
ahogó mi sonrisa sin felicidad de infancia.
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