vejez de ojos luminosos y tiernos,
sombrero para guardar las ideas,
poncho para calentar el hambre,
otro siglo plasmado en su rostro,
escuchó con frío las guerras,
ahora solo escucha la paz,
estar sordo y mudo,
su nariz habla con la cajita,
suelta pajaritos en su mente,
todo se va a una tumba,
que olvida lentamente.
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